El problema es que a la gente le da vergüenza, porque lo ven como algo gentucero; una cosa es pasearse por el rastro, en plan turista curioso, y otra extender una sábana con trastos y ponerte a regatear. Además, está el problema añadido de que implica un madrugón el domingo para estar sentado en el suelo; lo mires como lo mires, es un plan de mierda.
Hace años solía ir con mi amigo "F.", que me acompañaba para malvender los bienes de calidad que le sobraban en su casa y pasar un buen rato de palique; yo le preguntaba por qué no iba a anticuarios o tiendas de segunda mano, que seguro que le darían más que la miseria que iba a sacar conmigo, pero él me decía que le daba igual (no hay nada como que te sobre el dinero), que esto era más divertido. Se le agradecía el gesto, pero la verdad es que me hundía en la miseria; imagínense el panorama: yo exponiendo mis tristes baratijas a las que nadie hacía caso, mientras él tenía una bandada de buitres peleándose por llevarse sus gangas; llegó a vender una tele enorme y perfecta por diez euros, porque en su casa habían puesto una panorámica nueva. Los ricos son el demonio.
Tiempo después estuve yendo con una amiga que vendía chatarra de mi estilo, y ahí la cosa ya quedó más equilibrada. Recuerdo que una vez llegó una pareja con cara de querer llevarse algo a casa, aunque no tuvieran claro el qué, y al final, sin comérselo ni bebérselo, les encasquetamos medio puesto con ofertas y asociaciones absurdas:
- Oye, ¿cuánto pides por esto?
- ¿El perrito que mueve la cabeza? o_O
- Sí, es una monada… ¿a que sí, cari?
- (no te rías no te rías no te rías) Eeeehm… un euro.
- ¡Uy! Pues me lo llevo pa ponérmelo en el coche.
- Ah, pues si es para el coche, por otro euro te dejo el peluche este, pa que lo pongas detrás.
- La verdad es que está mono… pero no sé.
- Hacemos una cosa, si te llevas también el peluche, te regalo cualquiera de las cosas que está aquí delante.
- ¿En serio? Venga vale, me llevo entonces el portafotos este.
- Pues mira, ya que te llevas el portafotos grande, te dejo el pequeño por sólo cincuenta céntimos. ¿Cómo lo ves?
- Ay no sé…
- Que sí mujer, si tarde o temprano te iba a hacer falta otro portafotos, y así ya es un trabajo que te ahorras.
- Pues tienes razón, me lo llevo también.
- Estupendo. ¿Te gustan estas tazas, que veo que las has cogido varias veces?
- Jejejeje… La verdad es que sí, que son muy originales, ¿a cuánto las vendes?
- Un euro cada una.
- Pfff, ¿un euro?
- Bueno, si te llevas más de tres te las dejo a 60 céntimos.
- Mmmm…bueno… eh...
- Vamos, son tazas a 60 céntimos, eso está regalado. Llévate 5 y te doy gratis la lechera, ¿vale?
- Jejejej, venga vale.
- Genial, ya que tienes la lechera y las tazas, qué menos que el servilletero, ¿no?
- (…)
Así siguió la cosa hasta que prácticamente nos dejaron sin nada, y lo mejor es que se fueron más felices que Isabel Gemio con una familia de inmigrantes separados, como si de verdad hubieran hecho la compra del siglo. Al final resulta que mientras sean gangas, la gente se lleva lo que sea.
Resignado, esta vez le he cedido mi mierda a un mercadillo benéfico que hay frente a mi casa, porque mis amigos son demasiado "cool", como para hacer el gitano conmigo. ¡Hay que joderse!
- Oye, ¿cuánto pides por esto?
- ¿El perrito que mueve la cabeza? o_O
- Sí, es una monada… ¿a que sí, cari?
- (no te rías no te rías no te rías) Eeeehm… un euro.
- ¡Uy! Pues me lo llevo pa ponérmelo en el coche.
- Ah, pues si es para el coche, por otro euro te dejo el peluche este, pa que lo pongas detrás.
- La verdad es que está mono… pero no sé.
- Hacemos una cosa, si te llevas también el peluche, te regalo cualquiera de las cosas que está aquí delante.
- ¿En serio? Venga vale, me llevo entonces el portafotos este.
- Pues mira, ya que te llevas el portafotos grande, te dejo el pequeño por sólo cincuenta céntimos. ¿Cómo lo ves?
- Ay no sé…
- Que sí mujer, si tarde o temprano te iba a hacer falta otro portafotos, y así ya es un trabajo que te ahorras.
- Pues tienes razón, me lo llevo también.
- Estupendo. ¿Te gustan estas tazas, que veo que las has cogido varias veces?
- Jejejeje… La verdad es que sí, que son muy originales, ¿a cuánto las vendes?
- Un euro cada una.
- Pfff, ¿un euro?
- Bueno, si te llevas más de tres te las dejo a 60 céntimos.
- Mmmm…bueno… eh...
- Vamos, son tazas a 60 céntimos, eso está regalado. Llévate 5 y te doy gratis la lechera, ¿vale?
- Jejejej, venga vale.
- Genial, ya que tienes la lechera y las tazas, qué menos que el servilletero, ¿no?
- (…)
Así siguió la cosa hasta que prácticamente nos dejaron sin nada, y lo mejor es que se fueron más felices que Isabel Gemio con una familia de inmigrantes separados, como si de verdad hubieran hecho la compra del siglo. Al final resulta que mientras sean gangas, la gente se lleva lo que sea.
Resignado, esta vez le he cedido mi mierda a un mercadillo benéfico que hay frente a mi casa, porque mis amigos son demasiado "cool", como para hacer el gitano conmigo. ¡Hay que joderse!